Saliva de un diablo es esa llovizna.
Fue
a dejar flores en la tumba de un poeta.
Son pétalos de sangre o una bala
una piedra,
llovizna,
siempre en el mundo todos callan. [1]
1. En 1943, en el centenario de la muerte de Hölderlin
–el gran poeta alemán-, el gobierno nacionalsocialista
lo honra con más de trescientas muestras de homenaje.
Ante su tumba, Adolf Hitler dejó una de ofrenda floral.
lunes, agosto 17, 2009
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